martes, 24 de febrero de 2009

La Torá



Para el judaísmo rabínico, el estudio de la Torá, que es la voluntad revelada de Dios, también es considerado como un acto de adoración. Todos los días durante los servicios religiosos de las mañanas, se recitan pasajes de las Escrituras, la Mishná y el Talmud. Los lunes y los jueves por la mañana, se saca de un arca, que está en la parte frontal de la sinagoga, un rollo que contiene la Torá, escrito a mano. Luego se procede a su lectura cantada frente a la congregación de los fieles. La lectura litúrgica de la Torá más importante es la que se realiza durante el shabat y en las mañanas de otras festividades. A lo largo del año, durante los sábados, se terminará leyendo toda la Torá. El ciclo anual comienza nuevamente cada otoño, con una celebración llamada Simjat Torá (‘regocijaos con la ley’), que concluye al final de la fiesta del Sukott
. La lectura que se realiza de la Torá durante las fiestas versa sobre distintos temas y observancias, dependiendo del día que se realice. La lectura de la Torá durante los sábados y las fiestas es acompañada de la lectura de escritos de los profetas relacionados con los mismos temas (Haftará, que significa conclusión). Por eso, la lectura en público de las Escrituras es una parte fundamental del culto religioso en la sinagoga. De hecho, en un principio, esta parece haber sido la función más importante de la sinagoga como institución religiosa.

viernes, 20 de febrero de 2009

Los rezos y servicios religiosos

Por tradición, los judíos rezan tres veces al día: por la mañana (shaharit), por la tarde (minjá) y al anochecer (maariv). Se cree que estos tres momentos de oración corresponden a los tiempos en que los sacrificios se ofrecían en el templo de Jerusalén. Tanto así, como de otras maneras, el judaísmo rabínico aún conserva la estructura del ya abandonado culto en el templo. Las congregaciones mínimas (minyán) para rezar están formadas por grupos de diez hombres.

El único elemento que se requiere para todos los servicios religiosos judíos es el de una serie de bendiciones llamadas Tefillá (rezo); también recibe el nombre de Amidá, o rezo de pie, porque se recita en esa posición, y el Shemoné Esré, que recibe este nombre porque originalmente estaba compuesto por dieciocho bendiciones. Hoy en día, los rezos que se realizan durante los días de semana se componen de diecinueve bendiciones, dentro de las que se incluyen trece peticiones por el bienestar y por la restauración mesiánica. Durante cada shabat y en las distintas festividades, estas peticiones se reemplazan por rezos especiales que corresponden a esas fiestas. La segunda oración en importancia es el Shemá que se reza por la mañana y al atardecer. Todos los servicios religiosos concluyen con dos rezos mesiánicos: el primero se llama Alenu; el segundo es una doxología aramea llamada Kadish. Como señal de devoción a Dios, durante los rezos matinales de los días ordinarios de la semana, los judíos adultos observantes llevan un chal de oración con flecos llamado talit (los flecos se llaman tsitsit) y unas filacterias (cajas de oración llamadas tefilín). Ambas costumbres provienen de ciertos pasajes de las escrituras que se recitan y que corresponden a la Shemá. Como tercera costumbre, ponen una mezuzá (caja de rezo) en la entrada de la casa, como una manera de recordar que Dios está en todas partes. Como señal de respeto hacia Dios, se cubren la cabeza para rezar, ya sea con un sombrero o con un casquete (kipá; en yidis, yarmulke). Los judíos más piadosos siempre llevan la cabeza cubierta, aceptando así la constante presencia de Dios.

martes, 17 de febrero de 2009

La tradición de los Rabinos


A pesar de que las distintas formas del judaísmo están enraizadas en la Biblia hebrea (a la que los judíos llaman Tanak, acrónimo de sus tres partes: Torá, el Pentateuco; Neviím, los Profetas; Ketuvim, los Hagiógrafos), sería un error considerar el judaísmo simplemente como la religión del Antiguo Testamento. En el fondo, el judaísmo contemporáneo deriva del movimiento de los rabinos de los primeros siglos de la era cristiana en Palestina y Babilonia, y por eso se le llama judaísmo rabínico. En arameo y en hebreo, Rabí significa ‘mi maestro’. Los rabinos, sabios judíos que se dedicaban al estudio de las Escrituras y de sus propias tradiciones, sostenían que Dios, en el monte Sinaí, había revelado a Moisés una doble Torá. Además de la Torá escrita (las Escrituras), Dios le habría revelado una Torá oral, fielmente transmitida por medio de palabras, de maestro a discípulo, por una cadena irrompible y que aún hoy existe entre los rabinos. Para ellos, la Torá oral se resumía en la Mishná (aquello que se aprende o memoriza), el documento más antiguo de la literatura rabínica; fue editada en Palestina a finales del siglo III. A raíz de esto, el estudio rabínico de la Mishná en Palestina y en Babilonia generó dos versiones del Talmud (‘lo que se estudia’; en arameo se utilizó el término Guemará, que significa lo mismo), que estudiaban en profundidad los contenidos de la Mishná. El Talmud babilónico, editado aproximadamente en el siglo VI, se transformó en el documento fundacional del judaísmo rabínico.

Los primeros escritos rabínicos incluían comentarios exegéticos y homilías acerca de pasajes de las Escrituras (Midrashim; véase Midras), así como varias traducciones al arameo del Pentateuco, y de otros libros del Antiguo Testamento (los targumim; véase Targum). Los escritos rabínicos medievales incluían codificaciones de la ley talmúdica, de los cuales, la que goza de máxima autoridad es el Shulján Aruj (‘La mesa dispuesta’) del siglo XVI, escrita por José ben Efraín Caro. En el judaísmo, el estudio de la Torá hace referencia al estudio de toda su literatura, no simplemente del Pentateuco (Torá, en un sentido estricto).

viernes, 13 de febrero de 2009

La Alianza


Al berit lo precede un amar al otro y a los otros, como a sí mismo. El amor es la base, el fundamento y la fuente del Berit. Berit no es el amor, es el amor elevado a una relación legal. El Berit es una institución, que permite que se continúe la relación, a pesar de que pase el encantamiento inicial de ella. Berit no es el matrimonio, tiene otras características. Este amor elevado a una relación legal, tiene garantías sacrales que llevan el amor a un plano más alto, lo sustraen de lo temporal y lo llevan al terreno de lo eterno.

Cuando se celebra un Berit, por ejemplo entre dos participantes, la primera actitud propia del Berit, y que lo será para siempre, es la LEALTAD. Es a ella a la que se apela en todo momento, no es al amor o al sentimiento ya que este puede debilitarse. Otras dos actitudes inamovibles, conforman el Berit: la SOLIDARIDAD y la MISERICORDIA:

La celebración del Berit, produce un estado especial que los hebreos llaman Shallom ; esta palabra no significa sólo paz, significa totalidad porque comienza una nueva totalidad, un nuevo modo de convivir en una armonía ordenada en la que cada uno cumple sus obligaciones y cuenta con el otro, cada vez que necesita que alguien sea leal, solidario y misericordioso con él. Se ha llegado a una hermandad donde el Padre es YHVH y por eso se cuenta con la seguridad total de la presencia del otro en caso de necesitarla. Jamás el Berit permite que una de las partes sea juzgada por la otra, o traicionada por la otra o inclemente e inflexible con la otra. Es el Berit el alma de la comunidad, el tejido invisible que une la trama entre las personas y los corazones de los que participan en la comunidad. Por eso la comunidad cristiana, como la plantea Jesús y San Pablo, es la solución a todos los problemas del hombre: a la soledad, al desamparo, al juicio injusto, al desvalimiento. Mientras haya Berit no podrá existir esta inseguridad para los participantes. No importa que el encantamiento inicial haya desaparecido. Precisamente el Berit es para asegurar la relación en las épocas de frialdad y desencanto. No existe poder alguno que pueda invalidar un Berit, ya que YHVH es su defensor. Si tuviéramos aún las primeras comunidades de Berit, no habría niños desamparados en las calles, ni ancianos hacinados en casas donde no molesten a sus familiares y estén "muy bien atendidos"; ni habría jóvenes enloquecidos vagando de un lugar a otro, ni habría pobreza, ni hambre, porque la solidaridad haría que todos tuvieran lo que necesitan. No habría educación especial para alguno, por causa del dinero, sino que cada uno desarrollaría sus condiciones al máximo, independiente del dinero, todos podrían ir a la universidad; todos vivirían y trabajarían para todos, teniendo a Jesús como cabeza de este cuerpo comunitario, de este Berit, que unido con otras comunidades conformarían la verdadera Iglesia que ahí sí que sería la madre alrededor de la cual se agrupan todos sus hijos, que haciendo una analogía, serían todas las comunidades de Berit.